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¿Y las buscadoras mexicanas dónde quedan?

El pasado viernes 21 de julio, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, fue recibida por el Presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, en el marco de una serie de encuentros realizados por la embajada argentina en nuestro país para compartir la experiencia de lucha por Memoria, Verdad y Justicia de nuestro país.

En Argentina ha habido una lucha incansable desde la desaparición de miles de personas durante la época de la dictadura, para que no se dejen de buscar los restos de los desaparecidos y que esa situación tan terrible nunca quede en el olvido.

Estela de Carlotto es una mujer ejemplar y lleva años ayudando a familias a buscar a sus seres queridos que fueron casi todos secuestrados por los militares en las épocas más oscuras de Argentina. La titular de Abuelas llegó en las primeras horas de la mañana de ese viernes al Salón de la Tesorería, acompañada por su hija Claudia, una diputada de su país y el embajador argentino, Carlos Tomada.

López Obrador la calificó como un símbolo de la resistencia de la defensa de los derechos humanos, subrayó que “es una defensora en América Latina y en el mundo de quienes padecen y sufren el autoritarismo. Que nunca más vuelva el fascismo a nuestra América”.

Carlotto es una madre, una abuela buscadora que emprendió la lucha en el país sudamericano desde 1976 cuando comenzó la dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla.

El régimen militar, que se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”, desapareció a 30 mil personas de todas las edades y condiciones sociales desde ese 1976 hasta 1983, incluidos bebés.

Que las personas que han encabezado la incansable lucha para buscar a sus desaparecidos en Argentina, sean recibidos por el Presidente López Obrador está muy bien. Lo que no es correcto, es que las madres buscadoras en México, no se les reciba y no se les brinde apoyo alguno.

México tendría que tomar como ejemplo la forma en que el Estado argentino ha apoyado para dar con el paradero de los restos de los desaparecidos. En México ese apoyo no se ha visto reflejado, pero lo más grave es que quienes buscan hoy a sus desaparecidos sufren represalias, muchas veces del crimen organizado y estos casos generalmente quedan impunes.

Es verdad, la diferencia entre los casos de México y Argentina se da en un contexto distinto, el país sudamericano sufrió una de las dictaduras militares más atroces en la historia a manos de Jorge Rafael Videla a partir de 1976 y hasta 1983. En México estamos viviendo uno de los peores momentos de seguridad, con miles de desaparecidos desde el inicio de este sexenio y las autoridades minimizan el problema.

En Argentina, el no saber de sus hijos, de sus esposos y de sus nietos llevó a varias mujeres a protestar y exigir la aparición de sus familiares, siempre congregadas en la histórica plaza en Buenos Aires. Mientras que en México no es un régimen militar el que realiza las desapariciones, son grupos criminales. Mujeres como Cecilia Patricia Flores Armenta encabezan la lucha para exigir justicia por los miles de desaparecidos en nuestro país.

Ella es líder de las Madres Buscadoras de Sonora y al igual que Carlotto espera poder llevar a Palacio Nacional los miles de rostros que aún son buscados en todo el país.

Y no es la única que espera ser recibida por el Gobierno federal, la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas a través de un video hizo un llamado para evitar que sean vistas como sus opositoras, por el contrario, son como la activista argentina.

Encabezan la misma lucha

Hasta junio del 2023, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), contabilizó oficialmente a más de 111 mil personas desaparecidas o no localizadas.

Cuando las madres buscadoras mujeres emprenden la búsqueda, los hallazgos resultan escalofriantes como ocurrió recientemente con el colectivo Amor por los desaparecidos localizó en Reynosa, Tamaulipas, 15 fosas clandestinas en la colonia Fuentes Sección Lomas, en las que había 29 cuerpos. Colectivos como éste usan unas varillas en forma de “T” que clavan en la tierra para identificar tierra suelta que podría delatar una fosa clandestina.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, Tamaulipas encabeza la lista con el mayor número de fosas clandestinas con 402, seguido de Veracruz con 324, luego Chihuahua con 269 y Guerrero con 260.

Esta situación coincide con lo que dijo Cecilia Patricia Flores Armenta en su mensaje en redes sociales: “A nosotras nos ha tocado ser fuertes y nos ha tenido que tocar remover la tierra que abraza los cuerpos de nuestros hijos”.

Estela de Carlotto, cuando su hija que estaba embarazada era maestra de escuela primaria y ama de casa, con cuatro hijos. En noviembre de 1977 su hija Laura Estela Carlotto, quien estaba embarazada, fue secuestrada por un grupo afín de la dictadura.

Para el 25 de agosto de 1978, los militares le entregaron el cadáver de su hija, cuyo cuerpo tenía indicios de haber dado a luz. Comenzó a buscar y exigir la aparición de su nieto y de los demás niños secuestrados y desaparecidos por las fuerzas militares durante la dictadura militar.

Fue hasta el 5 de agosto de 2014, cuando Estela de Carlotto encontró a su nieto, quien ya tenía 36 años. El joven ya se había acercado a Abuelas de Plaza de Mayo porque intuía que era hijo de desaparecidos. El Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó que sus padres fueron Laura y Walmir Oscar Montoya.

En total, durante la última dictadura de Argentina más de 400 bebés fueron robados, en la mayoría de los casos, tras el asesinato de sus madres detenidas ilegalmente. A la fecha, van 132 los nietos encontrados por Abuelas de Plaza de Mayo.

En México urge que se les dé apoyo a las familias que buscan desesperadamente a algún ser querido. Que las personas mexicanas que tienen a un ser querido desaparecido también sean recibidas en Palacio Nacional para que se les apoye en su búsqueda.

Muy bien por recibir a las abuelas argentinas, muy mal por no recibir a las madres buscadoras mexicanas.